
inclino la copa recién llenada y mi mente se ladea hasta componer un encuadre de cabeza con sombrero a ras del suelo. me siento absurdo y sonrío. padezco una sonrisa como venda sobre cuencas vacías, calcetín de muñones deshilachados, labios que besan la tinta creando el borrón más hermoso, la sonrisa-paraguas de noé tras comerse a la paloma mensajera o´espeto en la última tierra seca bajo el más universal de los diluvios mientas el arca se hunde con toda el discovery channel dentro. ese tipo de sonrisa. creo que me ha salvado de ceder al vértigo abismal, al canto de las sirenas psicofónicas, cada uno de los días de mi vida (amén). todos tenemos un sentimiento-ancla que nos enroca ante el empuje de la marea alta, que nos devuelve al estadio primitivo de gárgola en el alféizar del útero (es esa voz que te asegura que hoy no vas a saltar por la ventana, cariño mío, hoy no...). la felicidad del suicida en coma. pensamientos felices.