
como un niño huérfano que espera sentado en un columpio a que algún padre salga de la oscuridad y lo empuje, como un fotógrafo que sumerge el papel en la cubeta y contempla un rostro en el que lentamente se revelará una sonrisa, como un tullido en la cama del hospital que acaricia su muñón y le susurra "vuelve, vuelve a mi, tengo tanto cariño para ofrecerte", como un yonki impulsando el émbolo, como un condenado a muerte dando cuerda a su reloj, como un amante despierto que besa los párpados de su amada dormida mientras el alba se desgarra, como un poeta que contempla una hoja en blanco y ésta se marchita, así aguardo yo la llegada inevitable del sueño con el temor y la esperanza de ser otro cuando abra los ojos de nuevo.