
Mientras baja las escaleras ella dice adiós y esa palabra es un rodillo que lo aplastará todo y de tus sentimientos quedarán migajas como versos de Kavafis escritos en Braille que habrás de leer por siempre de rodillas.
Mientras sus labios chocan y se arrastran sobre las orillas de otro hombre, abriendo nuevos surcos por los que la pasión avanzará a dentelladas como los primeros fulgores de sol tras el eclipse, Tú abonarás con silencios las caricias que no diste.
Mientras ella cierra los ojos para que el sueño la bendiga en otra cama, entre otros brazos, Tú recorrerás hasta la última trinchera de tus sábanas buscando en el recuerdo a quién resolvió la ecuación de tu amargura.
Y a pesar de todo, seguimos amando. Maese Cioran