"UNA SONRISA QUE DOMINA PAISAJES ANIQUILADOS" MAESE CIORAN

jueves, agosto 17, 2006

perdón, ¿querías una tapa con el chupito?

locomotoras, gelatina y albornoz

sueño con patear guijarros en el cauce de un río helado sonríendo como un bacalao abierto en canal que cuelga de un abeto, allá en Groenlandía, donde el cielo es una sábana blanca y nieva confetti sobre cada cabeza feliz. sueño con la Gran Motosierra Mística, la que rebane los pedúnculos insolidarios de los eucaliptos ignífagos mientras suena la pandereta del Trueno Verdadero y el aturuxo que nos engaña en libertad. despierto, las cornisas abren sus brazos y los tragaluces me ofrecen su vértigo. la memoria me empuja, el futuro es un telón rasgado, mi aliento, mi locomotora suicida, más madera que arde, no importa hacia que lado resbale tu flequillo, la fosa nos atrae y el salto del ángel es una opción más bien elegante, un saludo precipitado desde el acantilado con la mochila a cuestas. cada frase es un escalón desordenado, los muñecos de peluche sufren cuando entierran sus miradas dentro de las almohadas porque algún niño los abandona al azar, yo busco esa soledad de asfalto en el rostro, el mundo es de gelatina y yo un cuerpo en simpática inercia de postres royal. cariño, alcánzame el albornoz, mis sueños se congelan.

miércoles, agosto 09, 2006

una horma de tristeza

saltimbanqui sobre una luna adormilada, pasos que doblan esquinas y universos, pulgares que rascan las hojas curtidas por el desengaño de demasiadas historias sin escucha. cuando crepitan los bosques sueño con hidroaviones que desparraman su velo de novia inmaculada sobre una cama vacía, una horma de tristeza en la almohada sedienta, y mis manos leyendo las cicatrices en tu lomo cuneiforme. vagando por el valle que desciende hacia el río que fue glaciar que fue montaña y ahora son piedras y musgo con mi holocausto nuclear portátil a cuestas, el cielo es una sangría de letras muertas y mis ojos la bayoneta que las enhebra a cada paso. cuando el puercoespín cruza la carretera se siente un marco polo del asfalto infinito, así me despierto yo cada jornada, el recauchutado me acecha tras la calima y el verbo pero yo camino hacia el otro lado, por amor al comercio, muriendo por curiosidad, cada vez más. que alguien levante cancelas al ser, mis límites divagan más alla del tapete como dos ancianos amigos de la ingravidez. que venga dios y me lea.